Fecha de Publicación: 22/07/2016
Fuente: La Jornada (México)
País/Región: América Latina
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) sostuvo que la agricultura comercial ha generado el 70 por ciento de la deforestación en América Latina, hizo un llamado a los gobiernos de la región para impulsar el uso sostenible de los recursos naturales.
En el informe El estado de los bosques del mundo 2016 (SOFO por sus siglas en inglés) puntualizó que en el período 1990-2005, el 71 por ciento de la deforestación en Argentina, Colombia, Bolivia, Brasil, Paraguay, Perú y Venezuela se debió al aumento de la demanda de pastos; el 14 por ciento a los cultivos comerciales, y menos de dos por ciento a la infraestructura y a la expansión urbana.
En Argentina, la expansión de los pastos fue responsable del 45 por ciento de la deforestación, mientras que la expansión de las tierras de cultivo comerciales respondió por más del 43 por ciento. En Brasil, más de 80 por ciento de la deforestación se asoció a la conversión de tierras en terrenos de pastoreo.
La expansión de los pastos causó la pérdida de al menos un tercio de los bosques en seis de los países analizados. La excepción fue Perú, donde el aumento de las tierras de cultivo en pequeña escala fue el factor dominante de la deforestación, causando el 41 por ciento, expuso el organismo internacional.
En la Amazonia, puntualizó, la producción de agronegocios para los mercados internacionales fue el principal factor de deforestación posterior a 1990, producto de prácticas como el pastoreo extensivo, el cultivo de soya y las plantaciones de palma aceitera.
“La agricultura comercial de la región no puede continuar creciendo a expensas de los bosques y recursos naturales de la región” expuso Jorge Meza, Oficial Forestal Principal de la FAO, en un comunicado.
Meza -quien dirige la iniciativa regional de la FAO de uso sostenible de los recursos naturales- destacó que políticas como la vinculación de incentivos agrícolas asociados a criterios ambientales, la adopción de prácticas silvo pastoriles, el pago por servicios ambientales y la recuperación de las pasturas degradadas pueden evitar la ampliación de la frontera agrícola a costa de los bosques.
De acuerdo al estudio, a partir de 2015 la tasa de deforestación en la región se ha reducido en casi 50 por ciento en comparación a 1990, principalmente en el Amazonas, producto de las políticas de desarrollo sostenible impulsadas por los países que comparten la cuenca amazónica.
También más de 20 países a nivel global mejoraron su seguridad alimentaria y mantuvieron o aumentaron su cobertura forestal, demostrando que no es necesario cortar bosques para producir más alimentos.
Como ejemplo de la posibilidad de dar un viraje a la deforestación y valorar los servicios ambientales de los bosques, expuso que en Costa Rica en la década de los años 80 del siglo pasado, alcanzó su máximo valor, actualmente los bosques cubren el 54 por ciento de su superficie, “gracias a cambios estructurales realizados en la economía y la prioridad otorgada a la conservación y la gestión sostenible de los bosques”.
Los incentivos forestales destinados al desarrollo de plantaciones se sustituyeron a mediados de la década de 1990 por el Programa de Pago por Servicios Ambientales (PSA), el cual se ha utilizado para reforzar el sistema de áreas protegidas y crear corredores biológicos que abarcan 437 mil hectáreas.
El programa ofreció incentivos a los agricultores para que plantaran 5.4 millones de árboles, además de apoyar la conservación de los bosques en territorios indígenas.
Entre 1996 y 2015, las inversiones en proyectos PSA relacionados con los bosques en Costa Rica alcanzaron los 318 millones de dólares; el 64 por ciento de dichos fondos procedió de los impuestos a los combustibles fósiles y el 22 por ciento de créditos del Banco Mundial.
La FAO destacó que una forma de reducir la presión sobre los bosques nativos es el desarrollo de plantaciones forestales. En Uruguay, por ejemplo, la superficie de plantación forestal aumentó alrededor de 40 mil hectáreas al año en el período 2008-2011, una inversión anual estimada de 48 millones de dólares.
En Chile, desde 1990, se ha establecido más de un millón de hectáreas de plantaciones. A partir de 2025, se prevé que las plantaciones produzcan de forma sostenible cerca de 50 millones de metros cúbicos de madera al año.